Hoy abandonamos la línea habitual de este blog para presentaros un post sobre una historia real vinculada, por supuesto a la mar y los veleros.
La supervivencia del hombre en el mar no es sencilla, se requiere mucho espíritu y suerte.
El 29 de Enero de 1982 Steven Callahan de 32 años, zarpó desde la isla Canaria de Hierro en un velero que él mismo había diseñado y que llamó el “solitario Napoleón”.
Después de 6 días de navegación la noche del 5 de Febrero un ruido muy fuerte en el casco levantó de su cama a Steven, cuando quiso darse cuenta el velero se estaba hundiendo. Aún hoy es un misterio la procedencia del golpe (Su idea es que fue el batacazo de un ballena…). En ese momento estaba a 1300 Kms de la isla de Hierro solo y desorientado.
Se vió obligado a abandonar el “Solitario Napoleón” y se refugió en su bote inflable con un equipo de emergencia,algo de comida,cartas de navegación,un antorcha y un balde para recoger agua de lluvia.
Un número importante de náufragos mueren en los tres primeros dias del abandono de su barcosobre todo por el derrumbamiento psicológico que produce enfrentarse a semejante realidad, la impresionante pequeñez en el mar infinito impresiona a cualquier persona por preparada que esta esté.
Una de las primeras cosas que Steven realizó es una rutina de gimnasia diaria en movimientos de brazos y piernas para conservar minimamente su forma física. A continuación trató de crear una forma de medir el tiempo según la posición del sol.
Desde el primer momento supo que era de vital importancia el suministrase de agua, para ello ideó para recoger agua desde un destilador solar. El aire húmedo que producía el agua de mar al calentarse tras estar espuesto al sol goteaba dejando la sal en la cubeta. El agua de la lluvia era su otra fuente de suministro.
Con la antorcha fabricó un arpón con el que iba pescando peces mai-mahi que le seguían en su deriva, con el tiempo estos peces se mantuvieron a una distancia del alcance del arpón para no ser atacados, se dió cuenta que cuando apoyaba las rodillas en el fondo del bote los peces se arrimaban para rozarlo y así consiguió recuperar el suministro de comida para su supervivencia.
En una ocasión mantuvo una lucha con un tiburón de la que salió perjudicado, la ambición de un bocado mejor acabó con la huida del tiburón herido y el bote salvavidas dañado hasta el punto de perder aire. Se las apañó para repararlo.
El 21 de Abril de 1982 un barco pesquero avistó una concentración de pájaros alrededor del bote de Steven y se acercó con la esperanza de una buena pesca, aquí acabó la aventura de Steven tras 76 días a la deriva.
Una vez rescatado fué llevado a la Isla de Guadalupe, a punto estuvo de llegar al Caribe.
La experiencia fue recogida en un libro titulado “Adrift,76 days last at sea” donde el mismo cuenta los detalles de esta experiencia y de como se las ingenió para sobrevivir tantos días en alta mar.
Más tarde y con la ayuda de su experiencia ideó un nuevo modelo de bote salvavidas que 20 años después la fábrica náutica Hydranova Inc adaptó y sacó a la venta.
http://www.sentadofrentealmundo.com/search/label/Naufragios#ixzz1jEgbOiYs
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